Este Boletín, en su 120ª edición, es una pequeña contribución que permite dar cuenta de lo que se genera desde las Ciencias Humanas en nuestro ámbito universitario. Cumple una función esencial en la difusión del conocimiento generado en las disciplinas propias de nuestra facultad, así como en sus interacciones con otras áreas del saber y del que desarrollamos en contacto con el territorio.
Buscamos, con esta publicación, mostrar nuestro quehacer cotidiano, así como de todo aquello capaz de trascender los límites de nuestras aulas, laboratorios o escritorios. Nos impulsa el deseo no solo de informar, sino también de generar un espacio de reflexión y debate que de cuenta del vínculo que aspiramos a construir entre la universidad y la sociedad de la que somos parte, haciendo que los saberes y la crítica que emergen de las Humanidades se conviertan en herramientas para la transformación social.
Más aún en un mundo mercantilizado e individualista, donde la empatía no ocupa un lugar destacado, las Ciencias Humanas y Sociales cobran una relevancia central. No solo como resistencia a modelos que tienden a ser hegemónicos, sino también por su capacidad para iluminar el rol de la persona humana, sus interacciones sociales, códigos y conductas. Estas ciencias nos permiten no solo indagar de manera reflexiva y crítica sobre nuestro presente, sino también analizar la sociedad como un proceso histórico. Nos brindan herramientas valiosas para no naturalizar estos procesos, sino mirarlos de manera crítica. Nos entrenan en el cuestionamiento y la problematización, para evidenciar que las sociedades humanas no son simples datos de la realidad, sino construcciones que implican luchas de poder, creación de sentidos y definición de derechos.
Las Ciencias Humanas son esenciales para comprender las diversas identidades culturales, nuestros vínculos sociales y territoriales, así como nuestra historia. Los conocimientos aportados por las investigaciones de las disciplinas que las componen son cruciales en la formulación de políticas públicas capaces de abordar la integralidad, complejidad y diversidad de las poblaciones humanas.
Es gracias al aporte de estas ciencias que podemos reflexionar sobre temas cruciales de la vida en sociedad, como la distribución de la población, su impacto sobre el territorio y la naturaleza, la pobreza y las inequidades sociales, la construcción de derechos, entre otros.
En nuestro país, el rol de las humanidades no ha sido tradicionalmente reconocido. A menudo se ha considerado su valor científico inferior frente a las ciencias “duras” o aquellas con fines utilitaristas más evidentes. En los tiempos actuales, ante el avance agresivo de las derechas tanto en nuestro país como en el mundo, la situación se vuelve aún más crítica. No solo se está atacando al sistema científico en su conjunto, sino a las ciencias sociales y humanas en particular. Estas ciencias incomodan precisamente por su carácter crítico, por su capacidad para entrenar en la problematización y en el cuestionamiento de lo que muchos intentan presentar como natural y establecido.
Asimismo, vivimos tiempos de complejidad para todo el sistema universitario nacional, un emblema en América Latina por su historia de lucha, su carácter público, no arancelado y su excelencia académica y, fundamentalmente, por las posibilidades que ha ofrecido, ofrece y debe seguir garantizando para el desarrollo científico, tecnológico y social de nuestro país. En nuestro presente éste es uno de los principales desafíos como miembros de comunidades educativas y como defensores de un sistema democrático que aspiramos a seguir afianzando.
Quienes provenimos de las Ciencias Humanas y Sociales contamos con la experiencia y, por lo tanto, tenemos mucho que decir y aportar al desarrollo de un pensamiento crítico que, realmente, nos permita avanzar en la construcción de una sociedad más justa, inclusiva y equitativa.
En el inicio de un nuevo ciclo lectivo reafirmamos nuestro compromiso en ese camino…